Oncología

El tratamiento del cáncer que afecta a cualquier órgano genital masculino o de la vía urinaria tanto en hombres como en mujeres, esto es principalmente riñón, vía urinaria superior, vejiga, próstata, uretra, pene y testiculos. La cirugía forma parte importante para el tratamiento de estas enfermedades aún que en ocasiones también se combina con otros tratamientos con fármacos, quimioterapia o radioterapia entre otros. Te lo explicamos detalladamente a continuación:

Cáncer de Riñón

El cáncer de células renales (también llamado Adenocarcinoma Renal) es una enfermedad en la que se encuentran células malignas que se originan en el revestimiento de los túbulos del riñón (en la corteza renal). Dentro de este tipo de cáncer, el carcinoma de células claras es el tipo más frecuente (80%).

Por otro lado el cáncer que comienza en los uréteres o en la pelvis renal (la parte del riñón que recoge la orina y la drena hacia los uréteres) es diferente del cáncer de células renales; se le llama carcinoma de células transicionales y es un tipo histológico que sugiere enfermedad de las vías urinarias (desde la pelvis renal, pasando por los uréteres hasta vejiga y uretra). Este tipo de tumores tiene un comportamiento y tratamiento diferentes al del cáncer renal propiamente dicho.

El cáncer de células renales es responsable de un 2% de todos los tumores malignos en el adulto y es dos veces más frecuente en hombres que en mujeres.

Se presenta más frecuentemente de forma esporádica (sin antecedentes familiares) y raras veces forma parte de un síndrome hereditario (5% de los casos).

En general, aquellos pacientes con un familiar de primer grado diagnosticado de cáncer renal antes de los 40 años, los que presentan cáncer renal bilateral o multifocal en un mismo riñón podrían tener un componente hereditario.

El carcinoma de células renales se asocia con una gran variedad de signos y síntomas, lo cual hace más difícil el diagnóstico. Muchos pacientes no experimentan síntoma alguno hasta que la enfermedad se ha extendido a otros órganos.

Por otro lado, con los nuevos métodos diagnósticos hasta un 40% de los pacientes se diagnostican de manera incidental de un tumor renal cuando se realizan una Ecografía o una TAC por otras razones.

Se ha descrito como típica la asociación de hematuria (sangre en la orina), masa y dolor en el costado, pero esta triple asociación tan solo está presente en un 10% de los casos.

El proceso que se utiliza para averiguar si el cáncer se ha diseminado a lo largo del riñón o se ha extendido a otras partes del cuerpo se llama estadificación.

La información obtenida en el proceso de estadificación determina el estadio de la enfermedad. Es importante saber en qué estadio o etapa se encuentra la enfermedad para poder planificar el tratamiento.

Se utilizan los siguientes estadios para el cáncer de células renales según la clasificación TNM:

  • Estadio I:   el tumor mide 7 centímetros o menos y se encuentra limitado al riñón.

  • Estadio II:  el tumor mide más de 7 centímetros y se encuentra limitado al riñón.

  • Estadio III: el tumor invade la glándula suprarrenal situada justo encima del riñón o la capa de tejido graso que rodea al riñón o los vasos sanguíneos principales del riñón (como la vena cava) y puede invadir los ganglios linfáticos abdominales.

  • Estadio IV: el cáncer se extendido a otros órganos como los intestinos, el páncreas, los pulmones, el hígado o los huesos, provocando metástasis a distancia.

Cuando la enfermedad se presenta localizada al riñón la cirugía puede ser curativa y en principio debe ofrecerse a los pacientes con estadios I, II o III. Tipos de cirugía: Nefrectomía radical y nefrectomía parcial

Cáncer de Vía Urinaria Superior

El cáncer de vías urinarias superiores, también conocido como “tumor de vías” es una enfermedad que afecta a la capa mucosa de las vías urinarias. Puede ser limitada, afectando a zonas poco extensas de la vía urinaria del riñón o el uréter, o bien puede ser generalizada, con múltiples lesiones distribuidas en diferentes lugares de toda la longitud de vía urinaria. Está íntimamente relacionado con el cáncer de vejiga, coexistiendo ambos en algunos casos casos.

Suele ser diagnosticado a partir de un sangrado de orina (hematuria). No es infrecuente detectarlo en el estudio general urológico de pacientes con cáncer de vejiga.
Es una enfermedad bastante agresiva que conviene diagnosticar y tratar rápidamente. Los tumores más pequeños, superficiales y de bajo grado celular (menos agresivos) tienen altas tasas de supervivencia.

Si el tumor es de gran tamaño o muy generalizado, es de alto grado celular (agresivo) o tipo carcinoma in situ y, sobre todo, si infiltra los planos profundos de la vía urinaria (en concreto sus capas muscular y grasa) la supervivencia se ve seriamente afectada.

La cirugía es necesaria, siendo lo correcto extirpar, en la misma intervención, el riñón de forma completa y el uréter en toda su longitud (nefroureterectomía). Si el tumor es de pequeño tamaño y superficial se puede realizar la resección sólo del tumor, conservando el riñón y el uréter, aunque el paciente deberá seguir controles muy estrechos. Si el tumor se sitúa en la zona central del riñón se puede acceder a él con cirugía percutánea mientras que si se halla en el uréter se accede con ureteroscopia. En ambos casos el tumor se elimina con coagulación eléctrica o con láser Holmium.

Cáncer de Vejiga

El cáncer de vejiga es un tumor relativamente habitual. Es el octavo tumor más frecuente de todos a nivel mundial. Lamentablemente en España se observa una de las tasas de incidencia mas altas del mundo con 33 nuevos casos al año por cada 100.000 habitantes.

La principal causa conocida del cáncer de vejiga es el tabaco, al que se atribuyen entre el entre el 40 y 70% de todos los casos diagnosticados. Los familiares de un paciente con cáncer de vejiga no deben realizarse pruebas ni tomar tratamientos adicionales, aunque si fuman, es importante que dejen de hacerlo.

La mayoría de estos tumores se pueden curar con un tratamiento relativamente poco agresivo, extirpándolos y en algunos casos administrando tratamiento complementario. Cuando el tumor está más avanzado se requiere emplear técnicas más agresivas para conseguir la curación.

La gran mayoría de los tumores de vejiga se diagnostican al aparecer sangre en la orina (hematuria). La aparición de sangre en orina puede detectarse a simple vista (hematuria macroscópica) o en un análisis de orina (microscópica).

Cuando se sospecha un cáncer de vejiga en fases iniciales, se suelen realizar algunas de las siguientes pruebas:

  • Ecografía de la vía urinaria: permite observar la vejiga y la presencia de alteraciones en la vía urinaria.

  • Cistoscopia: consiste en introducir en la vejiga a través de la uretra un tubo flexible con una cámara  a través del cual se puede observar el interior de la vejiga. Se puede realizar sin necesidad de realizar anestesia general.

El estadio de un tumor es la clasificación que se hace para determinar como está de avanzado. Expuesto de forma sencilla, un tumor vesical puede presentar los siguientes estadios:

  • Estadio 0: son tumores no invasivos.

  • Estadio I: el tumor invade la capa más superficial de la vejiga, pero no invade el músculo.

  • Estadio II: el tumor invade el músculo de la vejiga. Este hecho implica que existe la posibilidad de que se extienda a otras partes del cuerpo, produciendo metástasis.

  • Estadio III: el tumor invade el tejido que rodea a la vejiga o invade la próstata en los varones o el útero o la vagina en las mujeres.

  • Estadio IV: el tumor invade la pared de la pelvis o del abdomen; o afecta a los ganglios linfáticos; o presenta metástasis.

Según el estadio, el grado de agresividad del tumor y la presencia de otros factores el tratamiento consiste en extirpar el tumor mediante Resección Transuretral (RTU) y posteriormente valorar administrar tratamiento complementario con inmunoterapia (Bacilo de Calmette-Guerin, o BCG) o quimioterapia (mitomicina) administradas dentro de la vejiga, a través de una sonda vesical, mediante una o varias sesiones (instilaciones).

Los pacientes con tumores de vejiga en estadios 0 y I se curan con un RTU en muchos casos, aunque tienen un riesgo de que el tumor pueda volver a aparecer.

En estadios avanzados se debe valorar la posibilidad de realizar una Cistectomía Radical con Linfadenectomía. En estadios muy avanzados la cirugía pierde su valor curativo por lo que se instauran tratamientos con Quimio y/o Radioterapia.

Cáncer de Próstata

Actualmente, la Prostatectomía Radical Laparoscópica (PRL) asistida por el robot Da Vinci , es la técnica más avanzada para el tratamiento quirúrgico del Cáncer de Próstata (CaP), ya que al otorgar al cirujano una mejor visión y mayor capacidad de precisión se consiguen niveles de preservación de la continencia urinaria y de la función eréctil superiores al 80%.

El cáncer de próstata es el segundo más frecuente entre los hombres, con aproximadamente 899.000 nuevos casos al año en el mundo. En España se diagnostica al año unos 215.000 nuevos casos.

El diagnóstico de cáncer de próstata (CaP) se realiza mediante la biopsia transrectal de próstata mediante ecografía. La indicación de biopsia es habitualmente motivada por un aumento del Antígeno Prostático Específico (PSA) o cuando la exploración rectal resulta sospechosa. Cuando ésta es positiva, nos permite conocer el grado de agresividad del tumor (valor de Gleason con un rango de 4 a 10) que juntamente con la el PSA, el tacto rectal (TR) y recientemente la Resonancia pélvica (RMN), nos permite definir tres grupos de pacientes:

  • CaP de bajo riesgo: Cuando el PSA es menor de 10 ng/ml y el Geason es menor o igual a 6, cuando el TR es negativo o se aprecia un nódulo sospechoso en un solo lado (T1c,T2a)

  • CaP de riego intermedio: Cuando els PSA se encuentra entre 10 y 20 ng/ml o el Gleason es igual a 7, o en la exploración se objetiva la afectación de los dos lóbulos sin la afectación extraprostática en la Resonancia (T2b)

  • CaP de alto riesgo: Cuando el PSA es mayor de 20 ng/ml o el Gleason es mayor de 7 o cuando por la exploración y RMN se aprecia afectación de la cápsuloa prostática (T3). En estos casos se añade un estudio de extensión con una Gammagrafía ósea y TC tóraco-abdominal.

Actualmente la mayor parte del CaP se diagnostica en un estadio precoz, gracias al extenso uso del PSA y la optimización de las biopsias. Esto conlleva al incremento de los tratamientos curativos como la prostatectomía radical laparoscópica (PRL).

El tratamiento del cáncer de próstata contempla técnicas de potencial curativo como la PRL y cuando esta no es posible la Radioterapia. En fases diseminadas se busca controlar la enfermedad con maniobras paliativa como la supresión androgénica (terapia o bloqueo hormonal) y la quimio terapia, las que pueden combinar con radioterapia. Actualmente existen nuevos fármacos en fases avanzadas de investigación que podrían mejorar aún mas el pronostico de las fases avanzadas de la enfermedad.

La PRL consiste en la extirpación de la glándula prostática entera, junto con las vesículas seminales, se considera el tratamiento de elección para el CaP clínicamente localizado en pacientes jóvenes.

Cáncer de Testículo

El cáncer de testículo representa entre el 1,5 % de las neoplasias masculinas y el 5 % de los tumores urológicos en general, con aparición de 3-6 casos nuevos por 100.000 varones cada año. Afecta principalmente hombres jóvenes siendo su mayor tasa de aparición entre los 20 y los 40 años de edad.

Diagnóstico

El primer síntoma suele ser la autopalpación de una masa testicular que no provoca dolor. En ocasione, un traumatismo en el escroto revela la presencia de esta masa testicular.

Cuando se sospecha un tumor testicular, el diagnóstico se debe confirmar inicialmente solicitando una ecografía escrotal y paralelamente solicitar algunos análisis de sangre para evaluar los niveles plasmáticos de marcadores tumorales como la alfa-feto proteína, la gonadotrofina coriónica y la lactato-deshidrogenasa.

En los raros casos en la ecografía no proporciona un diagnóstico de certeza, se puede realizar una Resonancia Magnética para tratar de esclarecer el origen de la masa testicular.

La orquiectomía inguinal es la cirugía de elección en el cáncer de testículo

Cuando hemos confirmado el diagnóstico de tumor testicular, casi siempre el siguiente paso es realizar la extirpación del testículo, sus cubiertas y el cordón espermático a través de una incisión a nivel inguinal de unos 3-5cm. Se trata de una cirugía razonablemente sencilla y que permite al paciente marchar a casa el mismo día o al día siguiente de la intervención. Durante el mismo acto se puede colocar una prótesis testicular con fines cosméticos si el paciente lo desea.

Una vez se ha extirpado el testículo y el tumor, se procederá al estudio histopatológico del mismo (biopsia). En función de este análisis podremos conocer la estirpe celular del tumor y la afectación de las estructuras vecinas al testículo. Con esta información podremos establecer el tipo de seguimiento que requiere cada paciente o determinar si son necesarios otras pruebas o tratamientos como la cirugía de los ganglios retroperitoneales, quimio o radio terapia. Sin embargo la mayoría de los casos se detectan en fases precoces por lo que es habitual que tan solo con la primera cirugía demos por completado el tratamiento, pasando directamente a la etapa de seguimiento y control de la enfermedad.

En general, el cáncer de testículo presenta un pronóstico excelente con altas tasas de curación, sin embargo es importante hacer el seguimiento para que, en caso de reaparición de la enfermedad se puedan establecer a tiempo las medidas terapéuticas correspondientes.

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